Comenzamos el recorrido en este puente peatonal que nos comunica sobre el Río Mapocho con La Chimba. Originalmente construido de madera con tensores de hierro servía para transportar los vagones de tranvías para su reparación y mantenimiento en un gran galpón. A principios del Siglo XXI se comenzó a utilizar como lugar de encuentro de artistas y músicos. En lo que antes fueran los galpones de reparación de tranvías se transformaron en el mercado Vega Chica y el puente se convirtió en su acceso principal.
Este mercado funcionaba en La Plaza de Armas, pero por temas sanitarios fue trasladado a lo que se llamó la “explanada de los abastos” la cual se incendia en 1864 dando paso a la construcción de lo que hoy conocemos como “Mercado central”, el cual es obra de Fermín Vivaceta y es de estilo neoclásico, fue inaugurado en 1872. Consta de 2 anillos hechos en albañilería, uno exterior donde se pueden encontrar gran diversidad de locales comerciales y el anillo interior que se caracteriza por albergar cocinerías y puestos de pescados y mariscos. Esta estructura descata por su belleza y funcionalidad ya que esta diseñada para generar ventilación cruzada, ya que a finales de 1800 no existía aire acondicionado por tanto era necesario crear este tipo de sistemas, al igual que la “linterna” que corona la cubierta, la cual permite que ingrese luz natural.
En 2012 la revista National Geographic lo posiciona como el quinto mejor mercado del mundo, por lo cual se transforma en visita obligada para quienes quieren conocer y disfrutar de una inolvidable experiencia culinaria de mar, y si buscas bien, a precios razonables.
Icónico bar y restaurante ubicado en la calle Ayllavilu, (antiguo barrio chino) considerado por muchos como “El palacio popular” ya que en él aún se pueden encontrar ejemplos de la gastronomía, iconografía y cultura popular chilena. Su origen se remonta a finales de 1800 cuando era conocido como “Restaurante Santiago Antiguo”, su minuto de fama comienza con la visita del entonces presidente de la república Arturo Alessandri Palma quién a viva voz exclamó: “Como me traen a esta piojera”, desde entonces el lugar toma ese nombre y se convierte en el “bar La piojera” donde el bajo pueblo puede encontrarse con tradiciones populares arraigadas al sentimiento republicano y a la chilenidad, también conocido como “cultura Huachaca” que cada año realiza su cumbre donde se elige un rey y reina, los cuales se comprometen a mantener estas tradiciones.
Es hoy un espacio patrimonial destinado a la difusión cultural del país y el primero construido en democracia. Originalmente fue construida en honor al primer centenario de la República e inaugurada 1912, su diseño pertenece al arquitecto chileno-francés Emilio Jequer y se caracteriza por la mezcla de albañilería con una imponente bóveda de fierro forjado en Francia y Bélgica. El gran objetivo de esta construcción fue conectar vía tren la capital con las principales ciudades del país, tales como Valparaíso o Iquique en el norte, incluso también conectarse vía Los andes con el ahora extinto “tren andino” para luego seguir a Mendoza y Buenos Aires en Argentina. En la década de los 80 comienza la decadencia del sistema ferroviario en Chile y fue así como en 1987 se puso fin definitivamente a la historia de la Estación Mapocho, pero con ello en 1991 nace el primer centro cultural de Santiago post dictadura.
Este organismo nace en 1892, fue conocido también como “Desinfectorio público”, fue creado fundamentalmente a raíz del foco infeccioso generado por soluciones habitacionales tipo ranchos o conventillos que se tomaron principalmente el centro de Santiago y sectores ponientes de la capital, ocupadas por la masas de migrantes acostumbrados a vivir en condiciones de hacinamiento por lo que al final del siglo XIX Chile ostentaba el record mundial de mortalidad infantil, cada año la viruela, el cólera y la tuberculosis acababa con miles de vidas. La construcción albergó los estudios de las condiciones de higiene pública en Santiago, al igual que los equipos técnicos y el personal destinado a la desinfección de estas viviendas.
Conocida como la iglesia de “Los Carmelitos “ aunque el nombre oficial de esta iglesia es “Parroquia del niño Jesús de Praga” destaca por su torre hexagonal y su estilo Neo Gótico, es una de las pocas construcciones de este tipo que podemos encontrar en Santiago, debido a que no suelen ser muy resistente a sismos. Pertenece a la congregación de “Carmelitas descalzas” y se hizo famosa a principios del siglo 20 cuando en el antiguo templo ubicado en el mismo lugar ocurrió un “milagro” protagonizado por la señora Rosa Fernández de Ruiz Tagle (Tía de Santa teresa de Los Andes) quien padecía de un problema en su pierna, lo cual la obligaba a utilizar una bota ortopédica, luego de visitar varios médicos, la mujer acude a la iglesia a pedir el milagro de la sanación, la historia dice que luego de orar al milagroso “Niño Jesús de Praga” ella se sana, a a partir de eso, la iglesia comienza a tener fama y se convierte en lugar de peregrinaje. Fue así como muchas personas influyentes donan grandes cantidades de dinero para la construcción del actual templo que data de 1916.
Este mercado de flores surge a principios de 1900 cuando vendedores informales vendían flores a la salida de la iglesia de San Francisco. Esto fue así hasta que el alcalde Urzua les otorgó permiso para instalarse de forma más ordenada con mesones, no fue hasta 1927 en que se edifica una construcción más solida. Esta permanece hasta 1948 cuando un proyecto de ensanche de la alameda los obliga a trasladarse hasta su actual ubicación, a un costado del mercado “Tirso de molina”.
Otra cita obligada para los amantes de la gastronomía con precios accesibles, este tradicional mercado minorista de frutas, verduras y abarrotes lleva este nombre en homenaje al dramaturgo, poeta y narrador español del Barroco del siglo XVII, Tirso de Molina, pseudónimo de fray Gabriel Téllez. El origen del mercado data de mediados de la década del 50 cuando comerciantes informales se instalaban al costado del terminal de tranvías, pasados los años se establecen ya autorizados por el municipio de recoleta en puestos precarios. No fue hasta el año 2005 con la construcción de la autopista costanera norte que moderniza sus instalaciones.
Este mercado le debe su existencia a la desaparición de los tranvías en Santiago, dado que era el lugar donde se reparaban y se les hacia el mantenimiento. Ubicado Justo al frente del Mercado Tirso de Molina hacia el norte, es hoy un sitio que alberga varios locales que ofrecen comidas típicas chilenas y de otras culturas predominando la comida peruana que supo ocupar un lugar de elite por saber sacar provecho al máximo de la reconocida calidad de los pescados y mariscos que ofrece Chile.
Nacido en tiempos de la Colonia fue un sitio de encuentro y entretención nocturna del bajo pueblo. Con apoyo del Estado vivió un fuerte crecimiento en 1895 naciendo el mercado privado denominado como “Vega Central” que finalmente es inaugurado oficialmente en 1916. Hoy en día La vega es el segundo mercado de abastos más grandes de Santiago luego de Lo Valledor.
En 1645, se levantan los muros que dan vida a la primera capilla del lugar, este lugar fue donado a los primeros Franciscanos llegados Chile.
Tras el terremoto de 1730, la iglesia tuvo que ser reconstruida, y es como se encuentra hoy. El arquitecto encardado fue Antonio Vidal que comenzó en 1845.
La obra se terminó el año 1864 y se componía de cuatro claustros, cada uno con su patio y corredores.